jueves, 21 de mayo de 2009

Hay un plan

Una de las miradas más generalizadas sobre la política argentina, sobre los dirigentes que nos gobiernan, sobre aquéllos que se oponen y en general sobre todos los que legislan es que no proponen ideas, no debaten. Todos acusan a sus adversarios de lo mismo y se elevan como los únicos que proponen alguna alternativa para salir de esta vida tan dura que debemos sobrellevar en la Argentina en las últimas décadas.

Una primera mirada, un poco superficial, podría comprobar la escacez de ideas nuevas y la falta total de voluntad por debatir, por construir, por unir las propuestas mejores. La prioridad para la mayoría de los dirigentes es reforzar el espacio propio de poder e influencia y reciclarse permanentemente como "lo nuevo". Todo lo que venga de otro lado en principio es rechazado. Y gracias a esta metodología de la improvisación y la acumulación de poder, en la Argentina la vida sigue siendo tan dura de sobrellevar en las últimas décadas. Ni unos ni otros, ni los que gobernaban antes, ni los que siguieron, ni los que están, ninguno ha podido mejorar verdaderamente la vida de la mayoría de los argentinos.

Los Kirchner tuvieron su etapa de bonanza, cuando la economía global reactivó la local, cuando la pesificación convirtió al país en una multitud de pobres que podía trabajar barato para una pequeña cantidad de empresarios que se enriquecían. Hoy que cambió el viento de la economía global, las ideas de los Kirchner navegan a la deriva y el país queda una vez más sin un rumbo claro.

Una segunda mirada, un poco más profunda, podría tal vez especular que todo esto no es producto de la ausencia de ideas y propuestas sino la consecuencia de la puesta en marcha de una idea muy simple y clara: mantener las cosas como están, no redistribuir los ingresos, no estimular la participación de la gente, desmovilizar, no aceitar los mecanismos democráticos y ampararse en los grupos poderosos que todavía se benefician, como los gordos de la CGT, como los intendentes del conurbano, como los empresarios amigos. Piénsenlo por un minuto, tiene sentido.

(Espacio para pensar durante 1 minuto en por qué los políticos asumen siempre prometiendo cambios que en definitiva nunca logran concretar)

Volviendo a mi propia historia, las noticias que llegaban desde Morón hablaban de que aparentemente había una excepción a la regla y éste fue el punto de partida a mi acercamiento al partido Encuentro por la Democracia y la Equidad de Martín Sabbatella: los ejes de sus 10 años de gobierno en el Municipio de Morón (que quede claro, 10 años de gobierno, no de campaña) entre otros, fueron:
  • la transparencia de todos los actos públicos
  • la participación de los vecinos en las decisiones
Estos dos puntos pueden estar en los discursos de muchos que se candidatean, de muchos que quieren acceder y hasta de muchos que ya están en algún puesto de poder. Pero casi ninguno lo puede sostener con la coherencia de Sabbatella y su equipo de moronenses.

Hace algunas semanas concurrí a Vicente López, donde dos funcionarios de Morón venían a dar una charla abierta para quienes quisieran conocer su experiencia en el "lejano Oeste". Daniel Larrache y Pablo Itzcovich, Secretario y Director de Planificación Estratégica, contaron durante dos horas qué es un "Plan Estratégico Urbano" y cómo lo vienen implementando en Morón.

El tema es largo de desarrollar en estas líneas pero me reveló la existencia clara y palpable de algunas ideas:
  • primero que nada: hay un plan.
  • no hay lugar para los negocios privados
  • los funcionarios están regidos por el concepto de "discrecionalidad cero". En Morón la ley prohíbe que se hagan excepciones de cualquier tipo, la ley es igual para todos.
  • el municipio está dividido en 7 barrios, cada uno de los cuales tiene un Centro de Participación, un edificio al que los vecinos pueden ir para plantear problemas, buscar soluciones, pero también para proponer ideas y proyectos.
  • una porción del presupuesto se delega a cada una de estas sedes y son los propios vecinos los que proponen en qué gastarla y los lo que aprueban con su voto.
Todas estas herramientas, además de fomentar la transparencia y la participación, tienen una visión coherente por detrás que es la de procurar una vida más justa y más equitativa para todos.

(Espacio para pensar 1 minuto qué idea nos gustaría proponer en nuestro barrio, ¿qué haríamos si tuviéramos la posibilidad de discutir colectivamente en qué queremos gastar 10 millones de pesos en un año?)

La vida de muchos de los que viven en Morón ha cambiado un poco en estos últimos 10 años. Muchos siguen siendo muy pobres, Morón al fin y al cabo queda en la Argentina. Pero la calidad de la democracia en esa zona del Oeste es muy superior a la del resto del conurbano. Los moronenses elevaron el estándar de sus instituciones, las ordenanzas que rigen a este gobierno de Sabbatella, obligarán a los puedan sucederlo a mantener la transparencia y la participación como herramientas que no pueden volver atrás. Y eso sí que es una gran idea.

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