viernes, 21 de septiembre de 2012

Cuatro Años



Cuatro años es para algunas cosas mucho tiempo, para otras es demasiado. Políticamente, en la Argentina es el tiempo que dura un período presidencial y por lo tanto puede parecer que a lo largo de esos 48 meses los cambios, las transformaciones que se puedan dar estarán limitadas al apoyo que un gobierno pueda tener o no de parte de los ciudadanos.

¿Qué tanto puede cambiar un país en cuatro años? Eso no depende solamente de los gobiernos, lo que el resto de la sociedad colabore, apoye y presione para impulsar o frenar esos cambios resulta imprescindible.

Veamos: promediando 2008, hace sólo cuatro años, Cristina Kirchner todavía recorría su primer año de mandato, amenazada por el rechazo del sector agroganadero que, unido a monopolios de información, trataban de marcarle la cancha para que fuera haciéndose a la idea de que era tiempo de un recambio político.

Pero hubo acciones y reacciones, apoyos y resistencias. Hubo cambios, hubo movimiento. Hace cuatro años la Argentina era diferente a la de hoy:
  • Aerolíneas Argentinas era una compañía privada. Se renacionalizó en septiembre de 2008.
  • Todavía había AFJPs. No se habían estatizado los fondos de pensión, lo que se hizo por Ley en noviembre de 2008.
  • No existía la Asignación Universal por Hijo, todavía había un porcentaje de la población cercano al 8% que eran indigentes. La Asignación comenzó a otorgarse en octubre de 2009 y la indigencia se redujo al 3% de la población.
  • No se había empezado a discutir en el Congreso la Ley de Servicios Audiovisuales, sancionada en octubre de 2009.
  • No existía el Matrimonio igualitario, sancionado por ley en julio de 2010.
  • El Papel Prensa no estaba considerado por Ley un Servicio Público en el que el Estado tenía potestad de intervenir, como lo está desde diciembre de 2011.
  • Los subsidios a servicios en hogares beneficiaban tanto zonas ricas como pobres; donde no había red de gas, los pobres pagaban 10 veces más por el gas envasado en garrafa que donde sí lo había. A partir de 2012, las zonas más ricas dejaron de estar subsidiadas.
  • El Banco Central tenía autonomía del poder político y era controlado por el mercado. Una ley reformó su carta orgánica en marzo de 2012.
  • YPF pertenecía a Repsol, que no invertía lo que debía para producir más petróleo. Fue expropiado el 51% de la empresa por una Ley en abril de 2012.
  • No se había considerado la necesidad de una ley de identidad de género ni una de muerte digna, derechos reconocidos por leyes sancionadas en mayo de 2012.
  • El desempleo era del 8%. A pesar de las crisis económicas internacionales que desde 2009 sacuden a los países del Primer Mundo, hoy el desempleo en la Argentina es del 7%.
  • Sólo en el distrito de La Matanza, en 2008 había 400 mil vecinos que todavía no tenían red de agua potable. Hoy la tienen.
  • La promoción del retorno al país de científicos argentinos radicados en el exterior aún no era una política de Estado. Desde entonces regresaron casi 800 científicos e investigadores que se habían ido a vivir al extranjero.
  • En 2008 - PBI: U$S 328.100 millones; deuda externa: U$S 135.800 millones (41,38% del PBI). En 2012 - PBI: U$S 472.800 millones; deuda externa: U$S136.800 (28,93% del PBI).
  • Néstor Kirchner todavía vivía y se acusaba a Cristina de tener un “doble comando” y de ser incapaz de gobernar por sí sola.
 ¿Quién habría dicho cuatro años atrás que todo esto iba a pasar? ¿Y tres años atrás, luego de la ajustada derrota electoral del oficialismo en las elecciones legislativas de 2009? Con el liderazgo de Cristina, ya menos cuestionada por incapaz y ahora acusada de soberbia por la oposición, una porción muy mayoritaria de la población celebró estas transformaciones con el 54% de los votos en octubre pasado.

No se puede ocultar: hoy hay muchas personas que valoran estos logros del kirchnerismo, muchos de los cuales fueron ratificados por ley, incluso con el aval de sectores de la oposición.

Aún así, con una gama de matices y opiniones según quién los postule, hay una gran diversidad de temas pendientes, sobre los que hay discusiones en trámite. Algunos de ellos son:
  • La corrupción en ciertos estamentos de estado (nacional, provinciales, municipales), en los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. Esto a su vez con un correlato inocultable en la misma corrupción pero en estamentos privados y corporativos, empresas, sindicatos, asociaciones, ONGs, etc.
  • La delincuencia, focalizada en particular en algunas áreas: el narcotráfico, el robo de autos y la prostitución, tres aspectos en los que claramente la sociedad en su conjunto es la principal clienta y consumidora de sus productos.
  • El descontrol de las fuerzas policiales, el autogobierno de fuerzas como la bonaerense y muchas otras del interior del país que garantizan la gobernabilidad a cambio de administrar el delito.
  • El avance del monocultivo sojero, con desmonte de bosques nativos y la fumigación con agroquímicos de las poblaciones linderas.
  • El desarrollo de la minería a cielo abierto, con el uso indiscriminado de agua potable y químicos que contaminan las napas.
  • La existencia de monopolios comunicacionales y medios en general que, por ser afines al gobierno, reciben más fondos de la pauta oficial que los opositores.
  • El colapso del sistema de transporte público en general y el de los ferrocarriles en particular.
  • La persistencia de una desigualdad social que hace que haya grandes porciones de la población pobre y una pequeña y privilegiada que gana fortunas.
  • La inflación sostenida desde hace algunos años alrededor de un 25% anual y la insistencia del INDEC en emitir un índice de inflación inferior al real.
  • El estancamiento del mínimo no imponible que, debido al aumento de salarios por paritarias, hace que muchos asalariados paguen impuesto a las ganancias.
  • El problema de la vivienda, en especial en grandes centros urbanos, con amplios sectores precarizados en barrios populares, y grandes sectores de clase media que se ven obligados a alquilar, con insuficiente acceso a créditos hipotecarios con una baja tasa de interés.
  • La concentración de poder y la falta de consolidación de dirigentes de recambio dentro del oficialismo que garanticen una renovación y hagan innecesaria una reforma constitucional para que Cristina sea re-reelecta en 2015.
 Tan pesada como la lista de lo hecho en los últimos cuatro años, la de los temas en discusión tiene, por cierto, un punto de vista ideológico determinado. Otros tal vez anotarían temas como “terminar con esta diktadura”, “aflojar con la confrontación”, “dar más libertad de prensa”, “liberalizar la economía”, “ajustar el gasto público” y otros postulados de sectores que seguramente extrañan las épocas de Menem y se lamentan por cómo cambió el panorama. Pero esta perspectiva me parece minoritaria, trasnochada y sin peso político, más allá de la exposición mediática que a veces le dan los monopolios comunicacionales opositores, que buscan limar de cualquier manera el apoyo que concita el gobierno.

De acuerdo a una mirada más progresista, más allá de si se acuerda o no con todos los puntos anotados en la segunda lista, indudablemente son muchos los frentes, todos con poderosos sectores corporativos involucrados, resistentes a perder privilegios, reducir sus ganancias económicas y su poder de decisión.

Cuatro años fueron suficientes para llenar la primera lista. Y lo que pueda pasar en los próximos años no depende solamente de Cristina: es una tarea de todos los que queremos que la Argentina siga cambiando.

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